Cuando el año pasado Eva, nuestra profesora de bolillos nos dijo a Mar y a mí que había que hacer un chal y vimos esa anchura y ¡en ruso!, casi nos caemos de espaldas, pero tocaba ponerse manos a la obra y empezar.
Pero, como a mi me gustan los retos, además, en diciembre, le puse fecha de finalización, tenía que estar listo el 30 de abril para asistir a una boda. Hay que decir que el chal lleva vainica, y que además, como mi madre borda, se me ocurrió que había que bordarlo para que ya fuese «EL CHAL». Vamos, todo muy fácil para resolverlo a tiempo :-).
Desde entonces empezó una carrera contra el reloj que terminó esta Semana Santa. Tengo que decir que sin la ayuda de mi madre (y no solo con el bordado), hubiera sido imposible, pero, aquí está la presentación oficial, a ver si os gusta 😮